Si fuisteis a los recreativos a principios de los 90 es muy posible que os encontraseis con una máquina mítica de Capcom. En tiempos donde juegos del estilo de Street Fighter 2 y Captain Commando eran los reyes de la pista, sorprendía encontrar ese trío de juegos de gráficos abigarrados en los que el primero es un run & gun de ambientación fantástico medieval, el segundo es matamarcianos que sigue la historia del primero, y el tercero el tercero es un juego de empujar bloques protagonizado por un conejo y una ardilla al más puro estilo del juego de SEGA Pengo.
En aquellos tiempos no había redes sociales ni análisis de usuarios para ver las opiniones de la gente, pero sí que había comentarios en los arcade.
Y Don’t Pull, que es como se llama el tercer juego, era el menos exitoso de Three Wonders. No es que fuera malo, pero la comparación con los otros dos, que además compartían ambientación y personajes, no le favorecía.
Pero todo eso no ha debido arredentrar a los holandeses Resistance Studio para inspirarse en él para crear su ópera prima. Y es que este Pushy and Pully in Blockland de primeras nos recuerda sobremanera a ese Don’t PullVenir de Tragamonedas Gratis Online. Pushy y Pully han caído con su nave en el planeta de Blockland , y ahora tienen que recorrerse dicho planeta para encontrar las piezas de la nave y poder seguir viajando tranquilamente.
A golpe de bloque
El problema es que el nombre de Blockland no es baladí, sino que representa que toda la geografía de dicho planeta está compuesta principalmente por bloques y personajes con cierta mala babaVenir de Tragamonedas Gratis Online. A lo largo de 50 niveles divididos en 5 mundos nuestras protagonistas deberán aprovechar el hecho de empujar bloques, principalmente para acabar con los enemigos, ya que al empujar un bloque éste se desplazará recto hasta que encuentre algo que lo pare, y si conseguimos pillar a un enemigo por el camino acabaremos con él, lo que será imprescindible para poder avanzar de fase.
Pero, si bien hasta aquí hemos hablado de mecánicas que seguramente nos sean familiares en cualquier juego de este estilo, ahora vamos a hablar de otra mecánica algo distinta. Y es que el juego saca a pasear un componente Match 3 como los juegos de puzles estilo Columns o Candy Crush, de manera que si ponemos 3 bloques iguales en pantalla estos se convertirán en un elemento a utilizar de diferentes maneras, ya sea en forma de puntos, de bombas o de bloques que podemos transportar y lanzar.
Un aspecto relevante del juego son, de hecho, esos enemigos. Al principio el juego puede parecer fácil, porque tendremos que acabar con pocos enemigos en cada fase (que por cierto carece de desplazamiento, se ve toda de golpe). Pero conforme vaya avanzando el juego nos encontraremos con niveles plagados de bichos a los que tendremos que hacer desaparecer antes de poder pasar de fase. Además, la variedad de estos va en aumento, y empezamos con enemigos que parecen tontorrones pululando de manera azarosa por el nivel en cuestión, y vamos pasando por gente que tira láseres a muy mala baba, otros que pueden saltar , o unas plantas que disparan por toda la pantalla, sin importarles los bloques, entre otros. Entre esta cantidad de enemigos y los jefes fin de mundo lo cierto es que el juego no es tan fácil como parece en un principio, aunque a decir verdad, y menos si lo jugamos a dobles, tampoco es que sea injusto, aunque costará un poco que nos hagamos con los patrones de los movimientos de los enemigos.
Un apartado que merece la pena comentar como algo positivo es el artístico. Evidentemente, nos recuerda mucho a lo visto en Don’t Pull, pero si volvemos a echar un ojo a lo que proponía el juego de Capcom nos encontramos con que el juego actual, si bien está claro que no aprovecha las posibilidades de ninguna de las máquinas en las que se ejecuta, ofrece un aspecto visual muy colorista y encantador. Los enemigos, por decir algo, casi da pena acabar con ellos (y estamos obligados a pasar de fase), y los monstruos son lo suficientemente grandes y amenazadores como para diferenciarse del resto de personajes del juego. De hecho, por añadir como detalle, no sólo es que los escenarios, personajes, ítems y jefes fin de pantalla estén muy bien realizados, sino que el sistema de menús en transición entre fase y fase es muy bonito, de manera que casi os podemos decir que queremos pasar de mundo para ver cómo vamos de un lugar al otro, y por ejemplo nuestras protagonistas se abrigarán especialmente si vamos a lugares como el frío segundo mundo.
Otro aspecto realmente encantador es el musical. La banda sonora corre a cargo del músico español Jose Ramón García, también conocido como Bibiki, y lo cierto es que ha compuesto un repertorio de músicas que le pegan perfectamente a lo que vemos. Sí, como imagináis, hablamos de músicas alegres, que te hacen sonreír aunque en ese momento un rayo traicionero haya acabado con la vida de una de nuestras protagonistas, y que al cabo del rato de haber jugado seguramente vuelvan a nuestra cabeza para resonar de nuevo. Lo mismo pasa con los sonidos, pegan perfectamente con el estilo del juego, y son una delicia para llevarnos de nuevo a esa época en la que las recreativas tenían juegos sorprendentes como este Don’t Pull, Skweek o Bubble Bobble.
Conclusiones
Si os gustan los juegos de “acción no especialmente violenta”, en la línea del citado anteriormente Bubble Bobble, el primer Mario Bros (sin Super) o juegos del estilo de este título como Don’t Pull o Pengo, este Pushy and Pully in Blockland es muy recomendable. Por desgracia parece que el público de este tipo de juegos, antaño muy populares en consolas y arcades, se ha desplazado de manera total a los móviles, así que es muy posible que este título pase ligeramente desapercibido. Si tenéis ganas de un juego colorista, perfecto para dos jugadores, y hecho con mucho amor, esta es una opción muy a tener en cuenta.
Hemos realizado este análisis en su versión de Xbox One con un código que nos ha proporcionado Resistance Games.